IZTAC LLEVA EL MÉXICO MÁS AUTÉNTICO Y GENUINO A TU MESA

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La irrupción del Covid 19 ha supuesto un giro copernicano en nuestras costumbres. Los bares, las terrazas, los restaurantes están temporalmente cerrados y eso -además de la imposibilidad de reunirnos- confiere a nuestras calles un aspecto que nunca habían tenido. Somos un pueblo sociable y “disfrutón” por naturaleza; vernos obligados a modificar nuestros hábitos sociales ha inundado de desolación nuestro día a día, además del dolor causado por el propio virus entre familiares, amigos o conocidos.

Pero “no hay mal que cien años dure” y ha llegado el momento de ir retomando la normalidad con todas las precauciones sanitarias que los protocolos exigen en cuanto a higiene, desinfección y utilización de los EPI´s correspondientes, pero también con todas las ganas de volver a ser lo que éramos. Si no es posible -de momento- acudir a Iztac, Iztac viene hasta la mesa de nuestra casa con una carta alegre y desenfadada pero que mantiene la autenticidad del restaurante, ese cálido pedacito de México que nos seduce con su ambiente mágico y nos contagia su alegría de vivir y saborear

 

En su propuesta de cocina a domicilio Iztac continúa viajando por los diferentes Estados del país azteca, centrándose en una cocina que por variedad, riqueza y matices consiguió ser la primera en ser declarada por la Unesco Patrimonio Invaluable de la Humanidad. Alejándose de los tópicos, de la ortodoxia y del tex-mex, Iztac ha aportado calidad y autenticidad al concepto de la gastronomía mexicana que se conoce en Madrid.

A cargo de su carta delivery y take away el chef Juan Matías transporta a cada casa  los sabores más genuinos de la gastronomía mexicana utilizando los ingredientes que esta rica cocina ofrece y que hacen de cada bocado algo sorprendente.

Entre sus entrantes, pensados para compartir (o no), el indispensable guacamole, la “mantequilla mexicana” que se acompaña de los inigualables totopos para dipear sin parar; sopecitos de frijoles con chorizo; quesadillas variadas o el exquisito tamalito ranchero en el que una hoja de plátano envuelve una deliciosa masa de maíz rellena de carne de cerdo guisada con salsa de chiles secos.

No pueden faltar los tradicionales tacos en diferentes versiones (árabe, de cochinita, de carnitas y campechano) y una serie de packs (michoacano, chilango o yucateco) para degustar lo más variado de la cocina mexicana sin tener que romperse la cabeza.

Como postres, la tradicional tartaleta de cajeta (dulce de leche de cabra) o la tarta de queso con gelatina suave de mango son el perfecto colofón a una experiencia gastronómica que nos hará sin duda mucho más llevadera esta última fase del confinamiento hasta que de nuevo, muy pronto, podamos volver a reunirnos en Iztac.

Sobre Iztac:

El espacio recibe su nombre de la leyenda de los amantes Iztaccíhuatl y Popocatépetl. Una historia de amor ambientada en el esplendor del Imperio Azteca que relata la tragedia de estos dos enamorados. Dominado el valle de México por los aztecas, numerosos pueblos vecinos, cansados de pagar el tributo obligatorio, deciden luchar por la libertad del pueblo. Uno de ellos, el cacique de los tlaxcaltecas, padre de la joven y bella protagonista, Iztaccíhuatl, depositó su confianza en el joven guerrero prometido de su hija, Popocatépetl, para liderar su pueblo.

Popocatépetl parte a la batalla con la promesa de tomar la mano de Iztaccíhuatl si regresaba victorioso de la batalla. Al poco tiempo, un rival del joven, celoso del amor que ambos se profesan, confiesa a Iztaccíhuatl que su amado había muerto durante el combate.Abatida por la tristeza y sin saber que era mentira, Iztaccíhuatl muere. Un hecho que Popocatépetl desconoce hasta su regreso. Entristecido por la noticia, decide honrar su amor y manda construir una gran tumba ante el sol amontonando diez cerros formando una montaña.

En brazos carga el cuerpo de su enamorada hasta la cima. Una vez allí, el joven lo recostó sobre el suelo y le dio un beso póstumo. Con una antorcha en la mano se arrodilla junto a su amada para velar por su sueño eterno. Desde entonces permanecen juntos uno frente al otro.

Con el paso del tiempo y con la nieve cubriendo sus cuerpos, los jóvenes se convierten en dos grandes volcanes que seguirán así eternamente. La leyenda añade que cada vez que Popocatépetl se acuerda de Iztaccíhuatl el volcán arroja cenizas en un símil a la pasión eterna de su antorcha echando humo.

 

Plaza de la República del Ecuador, 4    28016 Madrid

Horario delivery: viernes 20-22 hrs., sábado 14-16 y 20-22 hrs., domingo 14-16 hrs.

Pedidos: Por teléfono al 910 09 02 35 con dos horas de anticipación.

Zona de reparto limitada (consultar). 10% de descuento retirando pedido en el restaurante.

http://iztac.es/­­­­­

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